«Banderas de nuestros padres»

 

Flags of Our Fathers (2006) / Director: Clint Eastwood / Guión: William Broyles Jr. y Paul Haggis, sobre el libro «Flags of Our Fathers: Heroes of Iwo Jima», de James Bradley y Ron Powers / Intérpretes: Ryan Philippe, Jesse Bradford, Adam Beach, Paul Walker, Jamie Bell, Neal McDonough, Barry Pepper, John Benjamin Hickey, John Slattery, Robert Patrick, Chris Bauer.

Banderas de nuestros padres es, por encima de todo, un imponente mazazo sobre la necesidad americana de crear héroes e iconos reconocibles a los que rendir una pleitesía que, más tarde, se revelará efímera. Una celebérrima instantánea de un grupo de soldados levantando una bandera en la isla japonesa de Iwo Jima, en la II Guerra Mundial, sirve a Clint Eastwood para elaborar una contundente crítica acerca del uso y abuso de la figura del héroe por parte del aparato mediático y propagandístico. El pueblo americano requiere de símbolos visibles para creer, como si fuesen objetos de culto, de fe, y una vez que se identifica con la imagen épica y sus protagonistas todo es más fácil, ya que es ahí donde se resume la sangre, el sudor y las lágrimas de sus combatientes. Pero cabe cuestionarnos si tiene sentido hablar de héroes en los enfrentamientos bélicos, si vale la pena encumbrar a unos pocos y hacerles partícipes de un circo recaudador, de una gira, como meros reclamos a los que explotar. No importa qué ocurrió en realidad, sino lo que queremos hacer ver que ocurrió: la manipulación de la verdad para diseñar una reescritura de la historia que satisfaga al gran público, a la audiencia. Nuestros chicos dando la vida por la patria.

Eastwood ha tomado grandes riesgos en forma y fondo, y prueba de ello es el fracaso que ha obtenido en la taquilla. Sin ninguna concesión y desde la libertad artística de un director superlativo ajeno a las modas, se permite el lujo de narrar la historia mediante una estructura compleja que combina los acontecimientos presentes con los recuerdos, que son mostrados haciendo uso de flashbacks dentro de flashbacks, permitiéndonos ir descubriendo, sin prisas, las pesadillescas experiencias de los personajes principales y el contraste entre un presente de artificial éxito con un pasado doloroso que jamás podrá ser olvidado. Además, prescinde de grandes estrellas en su reparto, destrona a los ídolos y convierte las secuencias de acción en secundarias, siendo ilustraciones, en un negro y distanciado infierno, de la amargura de los soldados: ¿acaso es una postura cómoda?

Banderas de nuestros padres homenajea y profesa un sentido respeto por sus personajes y, en consecuencia, por aquellos que lucharon, murieron y sobrevivieron a la guerra. Al realizador de San Francisco no le interesa el desarrollo de la batalla en sí, sino sus efectos en la vida de los soldados, ya sea a través de sus fantasmas personales (como sufridores, en primera persona, del horror) o de su imagen pública (como títeres mediáticos). Subrayando su condición de hombres con fortalezas y debilidades, en la película no caben grandes exhibiciones de fuegos artificiales ni aspavientos, de modo que se decanta por una plasmación bélica realista que cumple su cometido como antesala de la muerte y generador de traumas. La áspera recreación del campo de batalla es verdaderamente desoladora, pero cabe tener presente, insisto, que estamos ante una película centrada en las consecuencias de una experiencia extrema vivida en un acontecimiento histórico.

Como aproximación desde la perspectiva del bando norteamericano a lo sucedido en Iwo Jima los resultados son excelentes, pero tengo la intuición de que es con Letters from Iwo Jima (ya estrenada en Japón y EE.UU.), que trata sobre el enfoque japonés del mismo hecho, donde Eastwood habrá acertado en el mismo centro de la diana. En cualquier caso, el rodaje sucesivo de dos películas de tales características demuestra la vitalidad y la prodigiosa evolución de un cineasta atrevido e inagotable.

Qué inquietante el comienzo, en la mayor de las soledades. Y qué hermosa la escena final.

No hay que perdérsela.

Valoración (0 a 5): 4,5

30 pensamientos en “«Banderas de nuestros padres»

  1. Me he limitado a leerla muy por encima, que estando ya tan cerca el estreno (has tirado del dvdscrenner ese que salió hace poco verdad?) prefiero no leer nada más sobre ella. Eso sí, lo poco que he leñído ha revitalizado mi interés, que estaba muy muy alicaido…

  2. El dvdscreener no es de mala calidad, así que es una forma de saciar la sed de los herejes que no podemos resistirnos a seguir esperando su estreno en este país nuestro. De todas formas, casi seguro que la volveré a ver en el cine, como dios manda. La película lo merece, ya lo creo.

  3. ¡Coño!, por fin un comentario positivo. A estas alturas pensaba que ya estaba equivocado. No hago más que leer «decepción, fracaso artístico…etc,etc…». Resulta que el que está decepcionado soy yo con la manera de afrontar la película de muchos estudiosos/críticos/espectadores, castigándola porque «las actuaciones son flojas» o superficialidades por el estilo. Por favor vayamos un poco más allá, que no estamos hablando de un chaval: se trata de un tipo de casi 80 años que cuando afronta cada proyecto, lo hace desde una total autoconciencia y reflexión. Yo no creo que se trate de una película perfecta (tampoco le hace falta), sobre todo por culpa del guión de Haggis…sin duda, la dirección de Eastwood está muy por encima del libreto. En fin, hago un copy&paste personal sobre las diferencias claras entre «Salvar al soldado Ryan» y «Banderas de nuestros padres», que parece que todos han caído en el mismo error (¿o será el mío?) de decir que Eastwood copia a Spielberg:

    Hay una diferencia abismal en la manera con que ambos directores filman el desembarco. En Spielberg hay una actitud moral(ista) sobre el combate: alemanes odiosos y malnacidos disparando a pobres granjeros americanos metidos a soldados. Pero lo peor no es eso, sino que hay una recreo visual en la violencia que solo pretende espectacularizarla, sublimarla, no diseccionarla. A Spielberg (y repito, es un director al que admiro mucho) le interesa más sobrecoger al público con sus planos-secuencia y la cámara ensuciada de tierra, que explorar qué hay detrás de ese sufrimiento.

    Eastwood no quiere esto. A Clint solo le interesan las consecuencias físicas de esa violencia/de la guerra. De ahí que recurra tanto al plano/contraplano, al disparo/sangre-herida. De ahí que los japoneses casi ni aparezcan, porque en el fondo los soldados luchan consigo mismo, luchan contra una humanidad que se les está siendo arrebatada no solo físicamente. Me atrevería a decir, sin ánimo de parecer reduccionista y/o «cool», que si Bresson hubiera rodado una batalla, se asemejaría bastante al desembarco en Iwo Jima.

    No solo eso, si el infierno que creó Dante se puede aplicar al cine, ninguna escena se le asemeja más que esa lucha en la bruma, dentro de las trincheras, con el sonido de los disparos, sin enemigos a la vista. Aquí Eastwood lo que hace es enfrentar a los personajes ante su propia abstracción. Y en este sentido, revisionad «Uno Rojo: División de Choque» de Samuel Fuller, y rememorad la secuencia del desembarco de Normandía; la inexistencia del bando enemigo le sirve a Fuller para enfatizar lo mismo que Eastwood: la lucha del ser humano contra sí mismo en una circunstancia extrema.

    Saludos

  4. Yo ya la vi, y si han estrenado Letters me ire hoy mismo a verla!!!

    A mi me encanto, y si que se parece en cierto modo a Spielberg el desembarco, pero es que Spielberg es productor de la cinta, creo!!! Al menos salio su nombre en los creditos.

    De todos modos, Flags es muy buena y suscribo todo lo comentado aqui.

    No puedo esperar a que salga el pack de DVD «Flags & Letters». Que bien que suena…

  5. Con tanto hablar de Spielberg y de su «Salvar al soldado Ryan» (una de sus películas más decepcionantes, para mí) creo que se pueden crear falsas expectativas al espectador. La de Eastwood me parece que está bastante lejos de las intenciones de Spielberg, y en ese sentido estoy muy de acuerdo contigo cuando las comparas, Roberto, y apuntas sus diferencias morales. En la del dichoso Ryan hay una clara apuesta por impactar cargando las tintas en lo más «sucio», trasladándonos a una guerra físicamente devastadora, mientras que Eastwood (y sí, también en «Uno Rojo…») trata de no tomar tanto partido y se limita a exponer los hechos sin enfatizar, como una ilustración de los horrores morales de los soldados. Tengamos en cuenta que la base principal de la película no es esa batalla, sino las consecuencias de la misma (y sospecho que por ahí han venido las decepciones).

    Ni que decir tiene que prefiero el enfoque de Eastwood/Fuller porque, en el fondo, considero que su efecto estremece más que una mera sucesión de desmembramientos en Normandía (que visualmente es algo atractivo, no lo niego, pero tiene un alcance puramente estético).

    La película podría haber sido mejor y estoy de acuerdo respecto a que la dirección está por encima del guión (que reitera y subraya demasiado el mensaje, aunque tampoco lo veo como un gran defecto). Otra cosa es machacarla y dejarla por los suelos, despachándola con cuatro frases y no valorando las muchas virtudes con las que cuenta.

    Me gustaría que la gente fuese a verla sin pensar que es una película de guerra al uso. Más bien, es un drama.

  6. Según he leído en internet, creo que «Letters from Iwo Jima» se estrenó el pasado 20 de diciembre en USA, EKI.

    Actualización: Acabo de leer en otras webs que el estreno será en enero USA.

    Si alguien nos puede aclarar las fechas de estreno, se lo agradeceríamos…

  7. Que suerte tienes de haberla visto ya, así que no me he nleído el post excepto la primera línea que es fantástica, cuando pones eso de que «b. de nuestros padres es un mazazo sobre la necesidad americana de crear héroes» genial

    Ya te contaré

    Iwo Jima? Creo que se estrena este jueves en U.S.A., aunque puede que en pocos cine, tan solo para cumplir la normativa Oscar

  8. no no no no no
    es aburrida, floja, mal rodada, sin personajes…
    un tropiezo interesante en la inmaculada parte final de la carrera de Clint
    ya hablaré en su momento cacho cabrón
    la vi en un pase de prensa hará mes y pico
    y me aburrió LA DE DIOS
    lo siento
    pero la peli es un puto bucle de:
    1-guerra
    2-despacho
    3-estadio

    Y se pasa así dos horas.
    insisto, no suspende (la parte bélica es puro clasicismo), pero aburre a las piedras

  9. Los problemas de «Banderas…» vienen de la misma película, no es necesario compararla con otras. Tiene un guión tan lamentable que poco puede hacer Eastwood por sacarla a flote. Ya le había pasado en ocasiones anteriores («Deuda de sangre», «Ejecución inminente»), pero si en aquéllas la falta de pretensiones de trascendencia hacían que pasaran como efectivos entretenimientos, en ésta hay demasiadas ganas de contar algo más grande que la vida, dando constantes vueltas sobre lo mismo. Tiene sus buenos momentos, todos debidos a la puesta en escena de su director, pero se ve lastrada por una falta de concisión insoportable.

    Y ya que se menciona tanto a Spielberg y a Fuller daré mi opinión. En «Salvar…» tenemos una cinta de hazañas bélicas muy bien parida. El cine bélico de Fuller era un ejercicio de humanismo que trataba la guerra con el naturalismo que la relación medios de la época/limites narrativos y comerciales le permitían. Fuller, que vivió en su carne la GMII, tenía un decálogo sobre lo que se debía o no se debía hacer en un film de guerra, pero era consciente de que el caos de la batalla podía resultar poco cinematográfico, de ahí que recurriera a elipsis tan logradas como la que da inicio a «Uno Rojo…» En el arranque de su peli Spielberg consigue lo más parecido al caos sin renunciar a la horrorosa espectacularidad, algo que quizás Fuller jamás se sintió capaz de hacer. Que no se malinterprete, son dos cineastas diferentes, yo siento más apego por el cine de Fuller pero hay que dar al César lo que es del César. El acojone que pasé, y paso, viendo el desembarco de «Salvar…» es cine puro. El resto de la peli es un relato de patrañas bélicas de discutible discurso pero igualmente efectivo.

  10. ¿Puedo pasarle la palabra a Roberto? 😛

    Vamos a ver, yo estoy con vosotros respecto a que el guión es redundante, a que le hubiera venido bien más síntesis. Ahora bien, no me parece un defecto tan, tan gravísimo porque, y ahí discrepo, creo que la dirección se impone y Eastwood se lo lleva a su terreno para acabar ofreciendo una película bélica excelente y dejando en un muy segundo plano ese problema. Que no se me haya hecho larga, que haya conseguido atrapar mi atención, es un dato subjetivo que debo tener en cuenta porque, al fin y al cabo, la valoración depende, sobre todo, de lo subjetivo, y a mí me convence. Veo mucho cine contenido en la película.

    En cuanto a la película de Spielberg, yo prefiero mil veces antes la de Eastwood porque considero que su punto de vista es muchísimo más interesante y complejo. Allí donde Spielberg ofrece un impacto puro y duro (el del desembarco) y, luego, una búsqueda que no me interesa nada y un retrato de personajes muy funcional, creo que Eastwood entra en niveles más profundos, planteando un cuestionamiento de la figura del héroe desde la experiencia de los personajes en el campo de batalla y, también, sus consecuencias como títeres propagandísticos. Para mí no hay color.

  11. Y otra cosa: me encanta la manera de rodar la batalla por parte de Eastwood: ese infierno negro, tan atmosférico, y esa decisión por mostrar lo menos posible al enemigo hacen que los personajes parezcan desamparados y perdidos en la guerra, como si se tomara un distanciamiento, como si rehuyera a tomar partido… No sé, lo veo así…

  12. Me siguen sorprendiendo un montón de cosas, y por ello sigo en el debate. Es curioso porque comparando con la película de Fuller, la línea narrativa es muy parecida: si hablamos en la de Eastwood de bucle (¿qué queremos, que nos muestren la infancia de los protagonistas, de cómo jugaban al béisbol con su padre?) en «Uno rojo..» todo se circunscribe al devenir de esos 4 Jinetes por la campaña bélica, de un lado para otro, casi mecánicamente: terminan la batalla en Argelia y luego van para Europa, pasan de Francia a Rep. Checa. Y así 160 minutos. Lo que pasa es que esa mecanicidad, ese camino hacia adelante (o hacia ningún lado), le sirve a Fuller para hablar sobre lo absurda que es la guerra, sobre su monótona cotidianidad. Los soldados de Fuller ya no saben ni porqué matan, simplemente matan porque están en una guerra y eso es lo que se debe hacer. Su concepción cambia solo al final, cuando llegan al campo de concentración.

    Eastwood hace más o menos lo mismo. Claro que tiene que mostrar la gira de esos soldados que se han convertido en un símbolo, y como todo símbolo, está desprovisto de humanidad. Se han convertido en un icono, con tan poca vida como esa tarta que le sirven a los soldados manchada de ¿sangre? Solo por esa imagen, merece verse la película. Pero si Eastwood no muestra todo ese desarrollo (precisamente como un bucle…repetitivo, clónico), entonces no articula el discurso. Y creo que la grandeza de esta película reside precisamente en el discurso, donde Eastwood «pasa» del típico «la guerra es mala», para centrarse en (ya lo dice Max) el uso del heroísmo en la sociedad.

    Aun así, y lo he dicho desde la primera vez que la vi, creo que la dirección se impone claramente al guión, y que en ocasiones, la manera de encuadrar de Eastwood, la forma de componer el plano, debería minimizar el diálogo. Pero salvo su tercio final, donde (ahora sí) Eastwood se implica emocionalmente con esos «perdedores», la película está desprovista de solemnidad. Y ahora volvamos a comparar por ejemplo, las secuencias de las muertes de los soldados montadas en paralelo con la reacción de las madres con la secuencia de Ryan donde se le notifica a la madre la muerte de sus hijos. Aunque ¡ojo! el objetivo es muy distinto.

    Y a mi me gusta «Salvar al soldado Ryan», pero me gusta como película de acción, porque a mi también me «dolió» el desembarco (como a K.Brohn), pero con el tiempo su regodeo en la violencia me ha parecido más oportuno para remover las hormonas de los adolescentes.

    Saludos

  13. Y ahora yo pregunto: ¿Por qué, necesariamente, tenemos que comparar y buscar similitudes?

    Valoremos la película de Eastwood por lo que es y no en función de otras. Lo del condenado soldado Ryan personalmente ya me cansa.

    Respecto a la mencionada estructura circular, que tanto parece molestar, es cierto lo que apunta Roberto (joder, me estás abriendo más frentes en mi cabeza cada vez que intervienes, maldito) en cuanto a que tiene su razón de ser porque nos muestra esa gira sin fin, ese angustioso devenir en círculo de los personajes. Es algo que refuerza la condición de títeres de los soldados, ya que se convierten en meros instrumentos a los que explotar una y otra vez. Ese punto me parece razonable. Lo que pasa es que entiendo que quizás uno también puede captar ese «bucle» sin necesidad de reiterarlo tanto, y por ahí comprendo que la fórmula se considere algo repetitiva.

    Pero… joder, tíos, es que me parece pecata minuta (ni siquiera lo he mencionado en la reseña) para lo que en realidad aporta esta película, que no es sino la necesidad americana por crear ídolos efímeros, marchitables, de usar y tirar. Esa lectura, que al final es lo que se pretende transmitir, me parece contundente y efectiva al máximo.

    Por otro lado, también habrá que ver cómo casa «Letters from Iwo Jima» con «Banderas de nuestros padres». Este díptico se supone que será complementario y que nos llevará a ver ambas películas como un todo. Tal vez, vistas así, crezcan… o no.

  14. Más cosas que me vienen a la cabeza: ¿Acaso lo del estadio, que se repite varias veces, no os parece absolutamente pesadillesco e inquietante? A mí me causa angustia y me transmite magistralmente la forma en que son expuestos, como trofeos, los personajes ante la gran audiencia. Es terrorífico.

  15. Whoa, vaya debate me perdí… a mí me gustó ‘Banderas…’ bastante, y lo mejor me pareció esa reflexión sobre qué es un héroe y cómo se fabrica y se olvida. El problema que le veo (y que, por lo visto, influyó en su fracaso comercial) es que NO es una película bélica (bien que lo siento, me encanta el género y la visión que Eastwood tiene del mismo) y defrauda en ese sentido. Bueno, en eso y en el dichoso maniqueísmo de ciertos personajes, único fallo de ‘Million dollar baby’, por cierto. Por lo demás, incluyendo los apuntes de Libertino sobre lo repetitivo y los de Roberto sobre su concepción del combate, me quedó la sensación de que es un buena película que se hace demasiado larga en su tramo final, de ahí que se dosifiquen las escenas de Iwo Jima para no noquear al espectador medio.

    ¡Ah! Y por cierto, lo que más me emocionó fueron los créditos finales, que dan una idea de lo minucioso que ha sido Eastwood a la hora de realizar este proyecto.

    Buena película, excelente análisis.

  16. Me alegro de que te haya gustado, Plissken. A mí me da la impresión de que será una película que se reivindique con el tiempo y se valore mejor dentro de unos años. También puede ser que caiga casi en el olvido, claro. Pero… me inclino por lo primero porque veo mucho cine contenido aquí.
    Por otro lado, leo en otros sitios a algunos que dicen que no les apetece verla porque sospechan que es demasiado patriotera (!!!). Allá ellos…

  17. Eso sí que es estúpido. A estas alturas, dudar de la capacidad crítica de Eastwood es no haber visto (o no haber entendido) casi nada de lo que ha hecho.

    Tú lo has dicho, ellos se lo pierden…

  18. Qué peliculón! Reiterativo en el guión pero el pobre Haggis aún sale bienparado. Y además tal como dice Roberto, Eastwood se impone y de que manera.

    Yo voy leyendo por ahí que no es la película que esperaban, yo creo que la pobre gente iba a llorar con soldados o a lo mejor a buscar otra de malos malísimos y eutanasia. No lo sé, el caso es que esta es una gran película de Eastwood sin pegas. Y empieza a cansarme ese halo de decepción inexplicable.

  19. A mi me parece una excelente película. Tal vez algo torpe en los cambios de tiempo (tres épocas narrativas intercalados en flash backs) pero por momentos es monumental. Eastwood lo sabe casi todo sobre hacer cine, y Spielberg no digamos.

  20. A mi me pareció una gran película. Y toma mayor valor aún luego de ver «Cartas desde Iwo Jima», un film más intimista. Muchos dicen que las dos películas son un díptico, pero creo que esta denominación se queda algo corta.

    Es cierto que el guión no es de lo mejor (¿culpa de Paul Haggis?) y que a veces tiende a la redundancia. Pero la historia está bien contada y, como dice la crítica más arriba, es un cuestionamiento inteligente a la construcción mediática de la figura del héroe.

    Un saludo

  21. La de Banderas de nuestros padres me resultó un poco pesada (aunque me gustó), pero “Cartas desde Iwo Jima”, me emocionó, no voy a entrar en detalles que éso lo haceis muy bien aquí, pero fué intensa de principio a fín.
    Y después de todo como diría Clint cuando le preguntan por los significados ocultos de sus realizaciones: «Es sólo una película».

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