«Corrupción en Miami»

 

Miami Vice (2006) / Director: Michael Mann / Guión: Michael Mann / Intérpretes: Colin Farrell, Jamie Foxx, Gong Li, John Ortiz, Naomie Harris, Ciarán Hinds, Luis Tosar.

Soy de los que piensan que donde mejor se mueve Michael Mann es en el thriller urbano con tintes dramáticos. No en vano, la prueba reside en los sensacionales resultados obtenidos en su mejor película, Heat (id, 1995), y Collateral (id, 2004), que se desarrollan en el espacio físico (y moral) de la jungla de asfalto (esencial en términos de atmósfera) y aportan una interesantísima mezcla entre acción por todo lo alto y retrato de los personajes y sus relaciones personales, lo que sirve para producir una combinación muy bien equilibrada y no exenta de fascinación. En ellas, se indaga en el lado íntimo de los caracteres y se alude, como elemento determinante, al amor. En este sentido, Mann confiere a sus películas un acusado y emotivo romanticismo que inclina el comportamiento de sus peones de forma decisiva.

Por su parte, esta moderna y estilizada adaptación de la famosa y homónima serie televisiva ochentera, Corrupción en Miami, trata de seguir la línea de sus sobresalientes precedentes, pero se ve lastrada por un problema de considerable gravedad: su discretísimo guión, incapaz de sostener el entramado que se construye a su alrededor. La notable realización es incuestionable, pues la composición de las imágenes (en vídeo digital) presenta el virtuoso y enérgico sello de la casa, pero el entorno formal se ve falto de un contenido que, de verdad, atrape el interés. Así, ni la trama de infiltración e intento de detención de los malos está dotada de demasiados estímulos ni las historias de amor logran seducir a un nivel aceptable.

Y es que lo peor ya parte de la misma concepción de los personajes, indefinidos y vacíos, sin entidad ni peso. La pareja policial formada por Sonny Crockett (Colin Farrell) y Ricardo Tubbs (Jamie Foxx), cuya relación está tratada de modo muy superficial, no logra hacer saltar chispas en sus tiras y aflojas con los villanos y las mujeres, sino acabar hundiéndose en lo anodino. El mejor ejemplo de ello es el descafeinado (a la postre) affaire amoroso entre Sonny e Isabella (Gong Li), carente de química y despojado de emoción, que de partida promete para luego desplegarse sin novedad en el frente. Incluso, me atrevería a decir que la película se ve perjudicada por un exceso de frialdad que contagia a unos personajes planos, artificiales, muertos…

Corrupción en Miami tampoco brilla en el apartado de la acción pura y dura en comparación con los logros previos de Mann, pero sí me parece justo decir que precisamente es el vigor del realizador tras las cámaras lo que salva a la propuesta de convertirse en prescindible gracias a sus destellos de grandeza: sólo por la macarra secuencia en la que Sonny e Isabella cruzan miradas y corren como alma que lleva el diablo a bordo de una potentísima lancha motora, acompañados por el tema «One of These Mornings», de Moby, vale la pena acercarse a ella.

Decepcionante, en todo caso.

Valoración (0 a 5): 2,5